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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Sunday, February 5, 2012

Palabra mayor

Sabias son las palabras de quien a pesar de no haber estudiado ha tenido la oportunidad de avanzar en edad sin dejar de tomarse el tiempo para observar y cultivar en el corazón las semillas de la flor de la experiencia. Palabra de abuela, palabra sacramentada, misterio atemporal e incorpóreo que como vapor se eleva en el intocable cielo hasta confundirse con el éter; eco ancestral que resuena como un torrente manso de agua en el oído; mar que toca con suaves manos la orilla por la que no se atreve a avanzar; aire fresco y siempre nuevo; consuelo en tiempos difíciles; motivo de alegrías evocadas en la nostalgia; dulzura de infancia que nunca muere.

"Si no podés hablar con alguien de las cosas que vivís en el día a día, si no tenés con quien compartir la palabra, te sentís solo. Es como no existir. Uno siempre necesita hablar, hablar con otros de las cosas de uno, aún cuando no sean importantes." Hablar es existir, y hablar es siempre hablar con otro, aún cuando uno hable solo; es hablar con un amigo, con un compañero, no importa con quien. Se trata de hablar, siempre hablar, pero saber cuándo callar para darle espacio al otro, espacio para ser, para no matarlo con la palabra. Y es que si muere el otro, muere también uno. Necesitamos de la palabra, necesitamos de otros.

Mientras escuchaba su voz que me hablaba, veíala nacer ante mí y morir en su prudente silencio invitándome a decir algo, a manifestarme en su presencia naciendo yo también nuevo en la palabra y reconociendo la suya en la mía propia. Esa charla se sintió como un juego de muerte y resurrección, síntesis misma de la esencia humana que es y no es al mismo tiempo sin por eso dejar de existir.
Sé que cuando ella parta, su palabra quedará como un eco en el recuerdo y su presencia será estrella para mis noches. Digo estrella, pero no de esas que se confunden entre otros puntos ornamentando el cielo, sino de aquellas perennes guías que resisten las primeras luces del alba y que conducen a los caminantes a través de las oscuridades más profunda directo a un oasis de vida y esperanza. Porque es cierto que a veces no podemos ver donde posamos el pie por culpa de la cerrazón, pero más cierto es aún que colándose entre el follaje selvático de esos problemas que nos agobian y que no nos dejan ver, habrá una estrella o dos marcando el camino a Belén.

Ahora decido callar y en mi silencio muero un poco para que vos, mi querido lector, puedas vivir. Ojalá que puedas descubrir el valor de la palabra y de reconocer qué voces son las que te guían día a día. No te olvides de dar las gracias por la palabra recibida siempre y no dejes - por mucho que cueste - de pedir perdón nunca por los momentos en que no has tenido paciencia y los oídos bien abiertos. Nuestro nombre, al igual que nosotros mismos, es tan solo una palabra que resume nuestra esencia.  Tu palabra es tu vida, y la vida es todo lo que tenemos.

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