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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Saturday, February 11, 2012

Mi ángel callado (22/sept/2006)




 Hugo Simberg "Haavoittunut enkeli" (1903), oil on canvas, 127cm x 154cm.

Quizá haya sido tu mirada flamante saeta que con sutilezas se clavó en mi alma, partiéndola en tantas piezas como estrellas en el universo, collares perlados que no son nada comparados con tu sonrisa.

Oh, mi ángel,
se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

Jamás podré consolar a aquel sauce mío que al separarse tu cuerpo de su tronco viose sumido en la más nefasta y desconsolada oscuridad: el silencio, mil veces más tremendo que la más intensa ausencia, mil veces más temido que las llamas de Lucifer, mil veces más helado que un "no" escapándose de tu boca.

Oh, mi ángel,
se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

Desaparecida la complicidad, surge el complot; muerto el cielo, ya no respiran las muchas nubes ni visita mi cama el sol; muerta mi esperanza, es la memoria de tus besos mi tumba y mi pasión.

Oh, mi ángel,
se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

Nací en tu hechizo de muerte y morí en la vigilia que me arrebataba tu veneno nocturno. Te cansaste de jugar en el jardín de las maravillas con este muñeco de trapo que no vale ni tan solo una de tus caricias,  ¡ni que decir de tu mirar!

Oh, mi ángel,
Se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

¿Por qué te negás si yo acepto? Muñequito de cristal, mariposa de papel, encendé una última vez este corazón para que en sus cenizas jamás se desdibuje el indeleble conjuro de tu mirar.



Oh, mi angel….

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