3

Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Monday, February 13, 2012

Nec silentium est aureum

A los que necios que no oyen,

a los soberbios que no callan,
a los que me llaman al silencio,
a mis detractores todos....


Henry Fuseli "El silencio" (1799-1800)

Si es que ha llegado el momento en que ya no tengo nada nuevo que decir ni nadie que quiera oírme rumiar lo que ya he repetido hasta el cansancio en mis rimas ¿será acaso momento de que me calle? ¿será finalmente hora de guardar silencio? Ante esta duda mi escritura se ve invadida por interrogantes como que siguen a continuación, destellos de una memoria desordenada que intenta revivir a esa mi musa herida de muerte por un veneno, mezcla de spleen y realidad:

¿calló el pájaro su canto esa mañana fría en la que no pudo hallarle sentido a su himno estival? ¿o buscó una excusa para trinar un día más?.... 
 ... ¿puedo acaso guardar silencio la lluvia aquella tarde en la que el cielo se le llenó de dudas? ¿no le fue inevitable ejecutar su sinfonía mientras acariciaba la tierra, los vetustos árboles, los animalitos el campo, mi pálido rostro, tu reflejo en los charcos?....
... y aquella noche en la que por sentir que ya no podría hacer su trabajo como antes, el cantante afónico quiso encender en llamas su repertorio  ¿no se avocó en su desvelo a la revisión minuciosa de sus partituras, remarcando con pasión cada una de las notas que preparaban su alma para entonar con mayor fervor esas estrofas que eran su pasión?....
 ...  ¿acaso se borra del papel la tinta que imprimimos cuando la muerte nos arrastra al silencio, al olvido? ¿o permanece resistente, aferrada a los blancos del papel de la vida para que las generaciones que vienen detrás de nosotros puedan tener testimonio de nuestro tránsito por esto que llamamos 'realidad'?

Chiharu Shiota, Biel Klavier 139, mixed media installation, 2009.
Por la mañana yo no hallo el sentido a mi canto, aquél que parece haber nacido fuera de época. Por la noche mi techo se llena de dudas y mi boca se llena de temores. Pierdo la voz por la noche y parece que aún aquello que parecía firmemente establecido se diluye en mis pensamientos, en el tiempo, en las críticas que recibo y en los elogios que esquivo. Aún así, busco excusas para escribir un día más, reviso mis notas y me preparo para volver a tomar el lápiz y profanar con mayor rebeldía el papel que hallo suelto por los rincones de mi hogar. Me es - ya lo ves bien -  tan inevitable ser así, como lo es para la lluvia precipitarse sobre mí, sobre ti, sobre la superficie toda de la creación.

Entonces: si el pájaro no olvida su canto, si la lluvia no calla por mucho, si el artista se prepara para volver a pintar, si lo que he escrito permanece aún cuando yo me borro de a poco, desvanecido en la fugacidad de los días, ¿he de callar? La respuesta: No.

No me callo para complacer ni por temor a lo que piensen mis lectores. A veces el ave erra en su cantar, a veces la lluvia murmulla tímida en vez de gritar, a veces el cantante desafina, a veces le pasa al pintor que su pincel se le patina, a veces la letra me es tan dura, lejana y esquiva... ¿cómo no he yo de equivocarme de vez en cuando en lo que escribo? Pero si ellos no callan, ten por seguro, mi fiel lector, que yo tampoco lo haré.


Dirk Vanden "Sad clown" (1960)

Saturday, February 11, 2012

Mi ángel callado (22/sept/2006)




 Hugo Simberg "Haavoittunut enkeli" (1903), oil on canvas, 127cm x 154cm.

Quizá haya sido tu mirada flamante saeta que con sutilezas se clavó en mi alma, partiéndola en tantas piezas como estrellas en el universo, collares perlados que no son nada comparados con tu sonrisa.

Oh, mi ángel,
se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

Jamás podré consolar a aquel sauce mío que al separarse tu cuerpo de su tronco viose sumido en la más nefasta y desconsolada oscuridad: el silencio, mil veces más tremendo que la más intensa ausencia, mil veces más temido que las llamas de Lucifer, mil veces más helado que un "no" escapándose de tu boca.

Oh, mi ángel,
se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

Desaparecida la complicidad, surge el complot; muerto el cielo, ya no respiran las muchas nubes ni visita mi cama el sol; muerta mi esperanza, es la memoria de tus besos mi tumba y mi pasión.

Oh, mi ángel,
se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

Nací en tu hechizo de muerte y morí en la vigilia que me arrebataba tu veneno nocturno. Te cansaste de jugar en el jardín de las maravillas con este muñeco de trapo que no vale ni tan solo una de tus caricias,  ¡ni que decir de tu mirar!

Oh, mi ángel,
Se ruboriza el ocaso
cuando te fijas en él,
y empalidece la noche
si no te ve.

¿Por qué te negás si yo acepto? Muñequito de cristal, mariposa de papel, encendé una última vez este corazón para que en sus cenizas jamás se desdibuje el indeleble conjuro de tu mirar.



Oh, mi angel….

Sunday, February 5, 2012

Palabra mayor

Sabias son las palabras de quien a pesar de no haber estudiado ha tenido la oportunidad de avanzar en edad sin dejar de tomarse el tiempo para observar y cultivar en el corazón las semillas de la flor de la experiencia. Palabra de abuela, palabra sacramentada, misterio atemporal e incorpóreo que como vapor se eleva en el intocable cielo hasta confundirse con el éter; eco ancestral que resuena como un torrente manso de agua en el oído; mar que toca con suaves manos la orilla por la que no se atreve a avanzar; aire fresco y siempre nuevo; consuelo en tiempos difíciles; motivo de alegrías evocadas en la nostalgia; dulzura de infancia que nunca muere.

"Si no podés hablar con alguien de las cosas que vivís en el día a día, si no tenés con quien compartir la palabra, te sentís solo. Es como no existir. Uno siempre necesita hablar, hablar con otros de las cosas de uno, aún cuando no sean importantes." Hablar es existir, y hablar es siempre hablar con otro, aún cuando uno hable solo; es hablar con un amigo, con un compañero, no importa con quien. Se trata de hablar, siempre hablar, pero saber cuándo callar para darle espacio al otro, espacio para ser, para no matarlo con la palabra. Y es que si muere el otro, muere también uno. Necesitamos de la palabra, necesitamos de otros.

Mientras escuchaba su voz que me hablaba, veíala nacer ante mí y morir en su prudente silencio invitándome a decir algo, a manifestarme en su presencia naciendo yo también nuevo en la palabra y reconociendo la suya en la mía propia. Esa charla se sintió como un juego de muerte y resurrección, síntesis misma de la esencia humana que es y no es al mismo tiempo sin por eso dejar de existir.
Sé que cuando ella parta, su palabra quedará como un eco en el recuerdo y su presencia será estrella para mis noches. Digo estrella, pero no de esas que se confunden entre otros puntos ornamentando el cielo, sino de aquellas perennes guías que resisten las primeras luces del alba y que conducen a los caminantes a través de las oscuridades más profunda directo a un oasis de vida y esperanza. Porque es cierto que a veces no podemos ver donde posamos el pie por culpa de la cerrazón, pero más cierto es aún que colándose entre el follaje selvático de esos problemas que nos agobian y que no nos dejan ver, habrá una estrella o dos marcando el camino a Belén.

Ahora decido callar y en mi silencio muero un poco para que vos, mi querido lector, puedas vivir. Ojalá que puedas descubrir el valor de la palabra y de reconocer qué voces son las que te guían día a día. No te olvides de dar las gracias por la palabra recibida siempre y no dejes - por mucho que cueste - de pedir perdón nunca por los momentos en que no has tenido paciencia y los oídos bien abiertos. Nuestro nombre, al igual que nosotros mismos, es tan solo una palabra que resume nuestra esencia.  Tu palabra es tu vida, y la vida es todo lo que tenemos.

Ruinas de una flor

"La flor de las ruinas debe morir entre ellas...
¡sola y abandonada como ha vivido! "
(Fernán Caballero, La flor de las ruinas)
runas inscriptas en mi corazón
árbol encendido del tallo el calor
emana siempre su perfume
aunque no la alcance el sol.

¡ruinas, ruinas, ruinas! ¡sólo ruinas!

ruinas de la memoria
silencios de un ayer
resabios amargos la novia
deshoja vestidos con alfiler.

¡ruinas, ruinas, ruinas! ¡sólo ruinas!

ruinas de un cuerpo
marcado de noche por el sol
testigo fiel del tiempo
que ha pasado sin perdón.

¡ruinas, ruinas, ruinas! ¡sólo ruinas !

ruinas de un verso
aborto aplicado en ensueño
borra el universo todo
suprime por sed a su dueño.

¡ruinas, ruinas, ruinas! ¡sólo ruinas!

ruinas de un infierno temido
de fuego, gritos y chillidos,
por la soberbia del diablo perdido
ruinas del hombre nacido.

¡ruinas, ruinas, ruinas! ¡sólo ruinas quedan! en tus ojos el reflejo de lo que prometí ser y no fui, de la flor que marchitó antes de nacer, del recuerdo del anillo que mentí,  de mi cuerpo alquilado siempre al mejor postor, de mi canto, mi poesía, mi sustento y lamentación. En tus ojos mi reflejo, en mi reflejo tus ojos. Vos en mí, yo en vos y juntos en tu mirada siempre los dos.

José Benlliure y Gil "La barca de Caronte" (1919)
oil on linen, 176 x 103 cm