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Gwynne Brunet - Sad Graveyard Angel (8"x10" Acrylic on canvas)
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"Y llegué a detestar la vida,
porque me da fastidio todo lo que se hace bajo el sol. Sí, todo es vanidad y correr tras el viento"
(Ecl. 2, 17)
Empiezo con una conjunción copulativa porque todo enunciado es eslabón de una cadena: responde tanto a palabras ya dichas como a las palabras por decir, e incluso a veces responde a cosas que jamás serán dichas porque el trueno quebrará la voz de su portador. Sigo con un condicional, con una conjunción adverbial condicional – me recrimina la gramática – para abrir una subordinada. Eso me recuerda que siempre estamos subordinados; siempre estamos sujetos a las condiciones, amarrados al azar, estacados a la contingencia, aferrados a la incertidumbre universal. Y, ¡oh!, otra subordinada: una completiva que completa lo que los puntos finales dejan en suspenso. Un verbo en infinitivo me reconforta alejando mis miedos y poniéndolos por fuera del presente que conjugo. Adiós… ¿el objeto directo para la gramática? No estoy seguro de ello, no estoy seguro de mí. Adiós no es objeto ni es directo… es lo indecible para mí, lo más abstracto y remoto que hay en mi léxico.
Si tuviera que decir adiós a la luz de la mañana porque mis ojos no volverán a ver; si mi boca tuviera que despedirse de las palabras porque ya no habrá modo de articularlas; si tuviera que saludar mis lugares preferidos – con sus texturas, olores y recuerdos – por saber que ya no seré capaz de volver… volver a tocarlos, a olerlos, a convocarlos en mi memoria; si supiera que ya nunca más sentirán mis labios el sabor de tu mejilla en mis abrazos; en fin, si tan solo tuviera que decir adiós…
…no sabría. ¿cómo resignarme a las cenizas? ¿cómo contemplar que el estéril mundo que me he creado en la ficción de mi vida se diluye irremisiblemente entre mis castigadas manos? ¿cómo mirar el espejo de tus ojos y ya no verme reflejado? ¿cómo saborear la nada? ¿cómo respirar el vacío? ¿Cómo besar la ausencia? ¿cómo acariciar el sol? Si tuviera que decir adiós – ya lo ves – tendría tantas preguntas que ni vos podrías responder, tantas inquietudes que ni Dios podría restablecer la paz en mí.
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Gwynne Brunet - Weeping Graveyard Angel (8"x10" Acrylic on canvas) |
Siempre he sido un hombre concreto, pero la monomanía deriva en locura y la locura en abstracción y la abstracción en la idea que me permite negar el adiós que no me atrevo a pronunciar. Peor que una herejía, más profano que no arrodillarme ante un altar, más duro que un espejo de mármol, más doloroso que una daga enterrada en las entrañas, más inquisidor que la mirada del Creador, más terrorífico que la dieta de Cronos, más aberrante que el amor de Medea por sus hijos, más distante que Cupido al arrojar su flecha, más esquivo que la mirada de la Virgen cuanto le rezo… así es el adiós.
Adiós… A-diós…. A Dios le pido que me oiga, a él le grito que no te lleve, a el le gimo que no cobre hoy mis pecados en vos, a él le reclamo la misericordia de la que se mofa, a el lo provoco con mis insultos, a él lo amenazo con mi ira, a él le digo adiós si me obliga a despedirme de vos. ¡Si tan solo Dios supiera lo que se siente decir adiós!
Bebo de la laguna Estigia botellas enteras en las que me ahogo. Pero el recuerdo permanece. No pude despedirme, no supe decirlo. Hoy me lamento y me pregunto, si tan sólo pudiera decirte adiós… ¿lo haría? ¿O volvería a callar?
¡MOMENTO! ¡Que el alcohol me ha confundido los tiempos! ¡Que el futuro no pasó! ¡Que mañana no fue ayer! ¡Que vivimos en el hoy! ¡Que todavía no te vas, que te puedo decir adiós! Quizá no deba… quizá no sepa…. quizá no quiera. ¿cómo decirte adiós si apenas comienzo a decir hola? No te vayas, no me dejes, no te esfumes… no me obligues a decir ADIÓS.
Si tan solo no fuera yo el que se va, si tan sólo no fueras vos quien huye… Si tan sólo supiera cómo decirte “te quiero”, “perdón”, “gracias”… o, simplemente, ADIÓS.
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