Y tras una mirada encendida le increpó lanzado con gran atino el dardo de la interrogación: ¿Sabe usted por qué el alcohol viene en botella? Pues para que cuando el que se aventura beber se halle náufrago entre licores y lágrimas pueda arrojarla al mar de lo incierto pidiendo ayuda a un desconocido. Tal es su propósito.
Él, dejando el vaso, asintió y se perdió misterioso en los silencios que merodeaban sus oscuridades interiores.
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