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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Saturday, May 19, 2012

Perdido en el arte de hacer memoria solo es tu nombre un epílogo en mí (o breve novela sangrienta)


Si me quedo sin tinta sabrás que he muerto

I - Perdido
No hallo las palabras y sin embargo me tropiezo siempre con un par de nombres  - sí, el tuyo entre ellos-. Camino un poco más y también encuentro un par de adjetivos. Los hago a un costado e intento continuar. Hace ya rato que aprendí a no fiarme de ellos. Sigo buscando y (te) busco, pero no hallo lo que necesito; los verbos se borraron del diccionario: no sé cómo actuar. Ni los libros, ni los abrazos nos preparan para vivir. Sólo los golpes enseñan. Enseñan lo que se puede aprender: esto es, el dolor, tu nombre, una desilusión, la soledad, tus golpes, los míos.

II - Arte
El viento pasa y arranca mis otoños. Los arroja al río y la corriente me los arrebata. Corro y corro pero no los alcanzo; esos sueños secos se pierden, van más lejos de lo que jamás iré yo. Abatido, veo una piedra. Me arrojo y sobre ella lloro. Entre las malezas maldigo a los dioses por haberme creado.  Ahí es que se me ocurre: agarrar el cuchillo y limpiar la maleza. Abrazarme a la navaja, aferrarme a sus filos, besar con mis muñecas su hoja. Derramar sangre al piso para que se mezcle con mis lágrimas, con mi sudor, para que los pigmentos hagan su magia y el pincel que improviso con mis dedos exprese con su trazo mi padecimiento.
Sé que no debo lastimarme ¿acaso no se encarga de eso ya la vida? ¿acaso no es esa tarea tuya y de tu mirada esquiva?. Sin embargo, como sé eso, también sé que puedo mantenerlo en secreto. Así como nadie ve las heridas de mi corazón, así nadie verá lo que ahora le hago a mi piel. Así como vos no escuchás mi voz, así no oirás mi gemir. Es el arte de recordarte, el arte de olvidarte, de cortar, cortarme y cortarte. Arte, arte, arte para matarte.

III - Memoria
¿Qué pasará si los ángeles desafinan? ¿Quién arrullará a los niños en su cuna? ¿Quién reconfortará al anciano en el ocaso de sus días? ¿Quién asistirá al huérfano y a la viuda? ¿Quién guiará al ciego para que no tropiece? ¿Quién tomará mi mano? ¿Quién colmará mis oídos de dulzura? ¿Quién velará por que mis venas no se abran del todo?
Más difícil de olvidar que una llaga, más indeleble que la reminiscencia del primer amor, más irrefutable que el perdón de una madre, más enfermo que un beso tuyo, así es mi soledad, así es mi dolor.
No sirve mudarse. No sirve huir. Es fútil resistir. Es imposible permanecer. Memorias de un olvido, de un ayer que no fue.

IV - Soledad

SOLEDAD. Esa palabra que siempre se escapa de los labios al Silencio. Quisiera gritar y agitar la misma faz de la tierra, rasgar con mis manos desnudas el cielo con sus nubes y sus estrellas, devorar la noche y vomitar el sol, apagar el fuego y secar los ríos, quebrar los árboles y despedazar la hierba que atosiga mis pies sangrantes. 
La más amarga soledad es la que hace invisible todo lo querido, la que nos hace desdeñar el cariño que nos ofrecen, la que nos hace menguar en el intelecto y correr tras sombras que se desvanecen el viento.
La noche es larga. El alba no llega. Los grillos se han ido. El rocío se ha vuelto escarcha. Me siento ausente en mi propia mirada, desnudo en mi propio abrigo, perdido aún en mi casa.

V - Epílogo de mí.
¡Basta ya! Te lo suplico, letra mía. Déjame llorar en paz. La compulsión por escribir le roba tiempo a mi sufrimiento, suspende, posterga y demora inútilmente la angustia por la que late mi corazón.
Es cierto que a veces uno necesita tiempo, tiempo para digerir lo que ha tragado. Mas el mundo no da tregua: sigue girando... girando... y girando... y gira... y no deja de girar. El tiempo no se recupera, no vuelve, no se detiene, no perdona, no tiene memoria. Las obligaciones proscriben, los días prescriben y mis miedos siguen. ¡Hasta cuando! Que sea mi piel el papiro en el que vuelque la poesía de mis dolores. En ella tallaré un nombre, una voz, un retrato, un recuerdo, tu sombra, mi olvido. 






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