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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Friday, May 4, 2012

Faux pas (o catálisis del olvido)


"Tanto decir adiós desde la herida
que el perdón era el sol del mediodía
en la sonrisa triste."
Mirley Avalis - Tanto decir

Se queja el que camina en la cuerda floja porque no ve que la araña se pasea todos los días sobre un hilo. Es necesario, ahora, que intente desenrredar la madeja para que el caos devenga cosmos, para que la invocación de tu nombre devuelva el aliento al barro que me constituye.

Caminar en la cuerda floja es confiar en la capacidad de uno para resistir. Es confiar en que no nos queda otra alternativa más que creer en nosotros mismos. Es descrubir que uno siempre camina con los pies en el infierno y los brazos en el cielo. Es descubrir que hay momentos en los que uno tiene licencia para sentir y momentos en los que uno tiene el deber de actuar eficientemente de modo que los demás puedan sentir por uno.
Algo he aprendido: Mirar abajo es rendirse; mirar arriba, ser insensato. Negar la situación, una imprudencia imperdonable. Cualquier paso en falso puede precipitarnos al impacto tan temido. 
Perderte a cada rato. Abrazarte y que tu memoria se me escurra entre las manos. Mirarte y ver que tus ojos no me devuelven la mirada. Sentir tu fría porcelana resistiendo mis afectos. Eso es para mí el faux pas que me hace caer en el abismo del no reconocimiento, de la distnacia insalvable, del silencio mortal.

Ves lo que no existe y no ves que existe lo que a duras penas ves. No recordás mi nombre, ni mi mirada, ni mi perfume, ni cuánto es que te quiero. Se te olvida mi rostro, se te escapan mis abrazos, se diluye en vos mi voz. Y grito y te golpeo. Quiero que vuelvas, que no me dejes. ¡ay! Flor de mi vida ¿qué te hemos hecho para que helaras así? ¿cómo volver el tiempo atrás? ¿cómo no ser más fuerte para vos? ¡Cómo no arrepentirme hasta de lo que no ha sido mi culpa!

Tu imagen es como un trueno que me quiebra en mil pedazos. No lo manifiesto, no lo demuestro, no me atrevo. El cielo se oscurece y las estrellas cambian de lugar. El firmamento se vuelve vago y no puedo leer sus signos. Los tiempos han cambiado y ya no habrá certezas, no existirá el camino recto, no sentirán mis pies la tierra firme, no habrá palabra alguna que pueda responder a tus preguntas.

“Ofelia muerta” de John Everett Millais (1852)
Óleo sobre Tela (76x112cm) Tate Gallery, London
Como relámpagos para vos los recuerdos. Como tormenta horrible son tus pensamientos. Tu memoria se enrrieda y se devora, se corroe y borra. Parece que nunca dejará de llover, que nunca amainará y que el viento no cederá paso al silencio de la primavera que ha querido ocultar. El viento de otoño ha invadido con sus amarillos la primavera de tu vida - o peor: en pleno verano ha irrumpido el más crudo invierno.
Mis lágrimas brotan y por momentos no puedo evitar que se mezclen con los colores que le impongo a mi rostro para seguir sonriendote. Vos y yo, una acuarela estropeada, un lienzo rasgado, un género roído, una paloma mutilada, un verbo defectivo, un léxico que perdió su sintaxis.


Hay días en los que escribir es sangrar, en los que callar es gritar, 
en los que vivir es una excusa para sentir el dolor.

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