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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Friday, June 15, 2012

Infinitivos


Sentir que una sonrisa me corta las entrañas, que las palabras desgarran mi garganta cada vez que pido "por favor" o "ayuda", es saber de qué estoy hecho: resquicios de todo lo que no pude ser y hacer, semen derramado sobre cemento fresco.

Todos los días son una faena; todas las horas, un prolegómeno infinito a la paz esquiva que nunca llega. Amanece pero sigue siendo la más oscura de las noches debajo de mi piel pintada.
Mirar con serenidad aún cuando las lágrimas delatan la más honda desesperación. Querer y no poder; poder y no querer. Intentar y no lograr; seguir intentando y resbalar. Subir dos escalones, retroceder diez casilleros. Tomar un atajo y volver al comienzo. Retornar al hogar que no vuelve, al comienzo acabado, al pasado perdido, al pretérito indefinido, al futuro desilusionado, al pluscuamperfecto, al presente expropiado, a los días hechos polvo, a los minutos vueltos ceniza, a los instantes sin suspiro, a los verbos en infinitivo.

La deixis me deja vacío de referencia frente a la ausencia que evoca la memoria perdida de tu nombre; fragmentos de una idea que no logro evocar, signos quebrados que ya no puedo leer, verbos incapaces de predicar, oraciones sin sujeto, impresiones de palabras y de angustiantes sentimientos. Sin flexión se pierde la concordancia y, con ella, la coherencia. 

Por primera vez no hay música que acompañe el ritmo al que late mi corazón. No hay voz que diga el nombre de las navajas que apuñalan desde dentro mi pecho.La luz no penetra la máscara, el eco no transgrede la piedra de la caverna, tus besos no permean la distancia infinita que un milímetro abarca.

Las palabras de aliento, no las comprendo; se las lleva el viento. Las miradas condescendientes, las odio y las desprecio; se anquilosan en la retina de quien las arroja. Los abrazos de consuelo, me son fétidos; pegotean mi piel pero no tocan mi quebrado entendimiento.

Comenzar de otra vez y descubrir que barajar y volver a dar es seguir pretendiendo que los naipes son nuevos cuando en realidad harto de memoria sabemos qué es lo que vendrá:

Amar...
                ...temer...
                                   ....partir.






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