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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Sunday, December 4, 2011

Philopannyx kaí Nyktelios


But darkness for you is not dark
and night for you shines as the day.
(Psalms  139, 12)


The Empire of Light - René Magritte
En el estrábico reflejo de su mirada ebria danzaba gozosa mi tenue figura tallada por la lujuria de sus manos, bailaba casi con la misma gracia divina que impregna a los ángeles de la natividad mística de Botticelli. En esta escena, - diferencia digna de mencionar - el domo dorado que corona la mencionada obra se formaba en la superficie convexa de sus las pupilas por la acción de los primeros haces de luz que rayaban la mañana, filtrándose invasores por las hendijas de aquellas avejentadas persianas. No hubo tiempo de reaccionar, el día nos había pescado in fraganti a mi nuevo amigo y a mí, desnudos y a punto de dar un salto evolutivo en nuestra especie. Interrumpido nuestro tributo a Darwin por el resplandor de la mañana, hube de cobijarme temeroso a su lado en las penumbras que aún abrigaban la noche de aquel cuarto para que las saetas de Febo no alcanzasen mi blancura.

En efecto, la Noche se había alejado ya llevando consigo su manto de estrellas para decorar el otro extremo del globo. En su apuro, había partido olvidando que aún los amantes tardíos estábamos jugando a ofrecerle nuestro culto. El castigo por haber desposado a la noche es que ella celosa se apura a pasar cuando nuestros cuerpos juguetones caen por azar en las cándidas manos de uno de los sacerdotes que administran su ministerio en el misterio de las penumbras, pliegues de la diosa Nox en los que copulan los fieles sin recuerdo de la luz que está a punto de invadir la tierra. Afortunadamente, el ancestral dios Érebo, nacido del Caos, nos ha sabido reservar siempre algo de su esencia en los contornos de nuestro escenario; quizá suceda esto porque en el desorden de nuestro proceder accidentado le recordamos con nostalgia el cruel imperio de su padre en el inicio de los tiempos, allá donde la memoria se pierde y sólo el mito hace eco. Ciertamente, el frenesí que acogía nuestra excitación era mezcla de vida y muerte violentamente amalgamadas en cada beso, en cada mordida, en cada caricia apresurada.  Con ello no me cabe duda de que cuando uno se aproxima tanto al abismo de los placeres, difuntos y vivientes por igual envidian nuestro culto e insultan nuestro credo esperando que caigamos para poder descansar.
"Amor Sagrado, Amor Profano", de G. Baglione. Roma, 1602.

Decía entonces que la noche retrocedía en tanto el día amanecía, y que mi cuerpo se acurrucaba bajo las alas de  mi ángel nocturno en las últimas sombras del amanecer. Sus besos se multiplicaron por miles y sus caricias por millones. Un susurro en el oído bastó para que comprendiera que la noche continuaba viva debajo de aquellas sábanas.

Obediente y fiel a mi Diosa y a fin de no turbar la presencia de aquel alado protector, volví una vez más a vestirme de desnudez. Después de todo, los ángeles - al igual que las palomas - son tan libres que uno  nunca puede estar seguro de cuándo se irán volando en busca de climas más cálidos o de si acaso alguna vez volverán a visitarnos, a escribirnos, a invocar nuestro nombre. Nyktelios era el suyo; Philopannyx , el mío. Ambos enamorados de la noche.

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