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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Thursday, July 14, 2011

Deseos de venganza (o no podrán contra el amor) [13/06/2011 11:53:14 p.m.]

Quisiera en este crepúsculo temido darte una sonrisa en la lejanía, un abrazo en la ausencia, una mirada en la oscuridad, y ser para vos una flor en el otoño, un hielo entre las brazas, un grito en el silencio. Y es que verte triste, saber que el brillo de tus ojos está ausente y que tu inocencia ha muerto tras un golpe seco llevándose toda esperanza consigo es un filo que recorre mis venas y me desangra a la distancia. Y la muerte hoy no es vida. Hoy la muerte es polvo amargo, suciedad, podredumbre, son escombros que caen y que duelen, como si de la condena injusta de un jurado nefasto se tratase.


La metamorfosis ya va a comenzar; ya siento el dolor que es signo de los cambios de los que soy capaz. Mis lágrimas se vuelven hierro que mi mirada ha de afilar para la cruzada que estoy a punto de iniciar. Y es que quisiera frenar el globo terráqueo, detener su eterno girar, aniquilar las cadenas que teje el tiempo, quebrar las manecillas del reloj e iniciar una hoguera tan tremenda que incendiara las nubes y todo lo que sobre ellas hay. Que mi furia vuelta rencor frente a la imposibilidad de salvarte mutilara cada ángel esquivo que de vos ha desviado su mirada, invadir el cielo para hacer que suenen las trompetas en alerta y se rompan los tímpanos sordos de la urbe que en su fría indiferencia no te supo cobijar. Voy a conquistar lo alto y lo bajo y a doblegarlo todo, a torcer el curso de la historia, someter el destino a las desgracias que él mismo te ha querido tan injustamente dispensar. Haré que la tierra tiemble, que se rasgue la noche, que el sol temeroso huya, que la luna cobarde se refugie en el averno. Voy a hacer tal caos, tal barullo, tal escándalo que ya nadie se atreva a ignorar la palabra del que sufre por la inocencia que muere. Voy a arder en tanto odio que se arrepentirán todos de su falta amor. Voy a hacer que llueva en el desierto y que se seque la mar, que se derrita el hielo de los polos y que se hiele el ecuador, que el viento arrase sin piedad las ciudades y derrumbe los ídolos huecos de ese ser inmundo que se arrastra sobre la faz de una tierra que ya va a morir; ese despreciable ente que dice ser humano, ese monstruo antaño temible, esa fiera salvaje que mil bajezas ha cometido, que a más de un niño ha devorado y que siempre ha intentado silenciar la voz de la anciana justicia.

Alcanzará el filo de mi mirada a todos aquellos que han crucificado la paz y daré fin a su existencia. Las vestiduras del creador se rasgarán, su barba se chamuscará y del espanto estoy seguro que se arrancará mechones de cabellos llorando y pidiendo perdón, arrepentido de haber sido un mal padre, de haberse olvidado del aquello que milenios atrás “vio que era bueno”; dejándote, en suma, a ti, mi querida, abandonada en el olvido, presa a merced de las juguetonas hienas que dominan la vida.
No quedará piedra sobre piedra, no habrá perdón, no tendré piedad.

¿cómo? ¿qué dices? ¿por qué lloras? ¿no crees acaso que es justa mi causa? ¿no crees que deben pagar por lo que te han robado en tu mirar, por lo que te han expropiado, por las partes que de ti han arrancado?


Gloriosa miel es tu voz, purísimo bálsamo tu abrazo, finísimas joyas tu mirada. ¡Oh, bendita luz de bien, has resucitado en mi regazo! Tus lágrimas hechas río han venido a enfriar mi ira, tus súplicas han dilatado el candor furioso que me consumía, tu presencia ha disuelto todo motivo de angustia.

Siendo yo quien quería salvarte y no podía, he sido salvado por tu amor y he perdonado todo el mal que este pueblo infiel me ha hecho en ti. Y ahora te veo y no lo creo. ¡Has vuelto a caminar! ¿qué es eso? ¿acaso eres tú entonando una canción?




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