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Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Friday, October 14, 2011

Imagen partida [04/04/2010]



Tuve un sueño que me heló la sangre. Vi la imagen de la Virgen Madre que mi mamá pintó para mí quebrarse en tres piezas delante de mí. Se ha partido a la mitad y ha quedado separada de su base.
Yo mismo siento a veces que estoy separado de la base, de ese fundamento que me sostiene y que me olvido cada día. A veces siento que he perdido los pies y que no camino hacia ningún lugar sino que me arrastro y me dejo llevar por cualquier inclinación que me haga rodar cuesta abajo. Y veo en medio de la noche, en el frío oscuro de la calle que me abraza, como se parten mis ideas y cómo se quiebra la inocencia que se había cuajado una vez más tapando las heridas que yo mismo me causara. 
El mundo, tal y como lo pintaron para mí, no existe. Es puro yeso modelado y cubierto de palabras que engañan y dan color a la blancura sepulcral. Camino por ese valle siniestro que media entre al menos dos familias de deseos que colisionan y se hieren, dos familias que se disputan un lugar en mi mente, en mi cuerpo, en mis manos.
Más allá de la altura de los deseos y del aullido de mis miedos, de los gruñidos de mi ira, del gemir en mis pasiones, más allá de todo, escucho clara y serena la voz del mar que ruge y del viento que brama, de la tierra que se estremece desde el centro y sacude mi cosmos. No es esta percepción algo que me alivie o ilumine, es sólo pura y mera percepción ante la que me quedo atónito sin poder percibirme a mí mismo en esencia y verdad, tal y como si yo mismo fuera una estatua dormida.
Las estrellas son solo anhelos muertos que me distraen en las noches. Las nubes son confusiones e incertidumbres que no me ocupan. La lluvia es un llanto que lastima mis mejillas. Y es la noche estéril la eterna, inequívoca e ineludible compañía que no me deja ir, que no retrocede nunca sino que avanza, conquistando nuevos mundos con los que no llego ni a soñar.
¡Qué ha sido del sol! ¡Qué de aquella perfecta e ígnea esfera que con sus inefables rayos transformaba todo y daba vida! ¡Que de la luz que hacía de mis percepciones un sentir y de mis sentimientos un saber! ¡Qué ha sido que aquella claridad que dejaba que me viera y contemplara todo a mi alrededor! ¿Será acaso que tal sol no existió nunca y aún así supo darme calor? ¿será obra de un sueño o rumor que me he apropiado del traicionero mar que oigo?
¿Quién se arrodillaría frente a una virgen quebrada en su silencio? ¿Quién lloraría postrado frente a un yeso? Las marcas que quedan después de que uno se ha quebrado no se borran con el tiempo, no se cubren con pigmentos, no se van ni con muerte.
Durmiendo en la calle, tuve anoche un sueño que me heló la sangre. Vi que me había partido en tres partes. Vi que no sería el mismo. Vi que todo lo que creí ser no era y que lo que soy es puro yeso. Ojala pudiera sentir mis pies y sentir que con ellos toco el suelo. Ojala ese sueño no me hubiera despertado.

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