3

Bienvenido a la versión simplificada del proyecto Tono-G, un espacio de producción y experimentación con el lenguaje que no ambiciona hacer literatura sino algo mucho más elemental: generar texto. Se trata de un afiche lleno de ideas, palabras e imágenes que te invita a pensar y a ver más allá de la inmanencia de las cosas. Este es mi espacio de collage en el que me propongo hallar el tono de las cosas, mi tono de las cosas. Los invito a acompañarme en esta búsqueda. ¡Comencemos nuestro recorrido!

Wednesday, September 28, 2011

Quiero [2004]

Quiero que veas como en tus ojos me veo,
quiero que sientas la miel que en tus labios leo,
quiero que sonrías y me rompas el desvelo,
quiero que me mires y juntos nos miremos.

(...)

Quisiera que tus pensamientos se volcaran al vacío,
y nos miremos en un segundo fugitivo,
y que te fleches como me has flechado,
y que me desees como me has hecho desearte,
y me beses, y nos besemos,
y el mundo se haga mudo y bendito el silencio,
y todo calle,
que refrene el mundo,
que deje de girar
para así nuestro beso poder contemplar.

Quiero en un minuto tus mejillas rozar,
tus labios en segundos acariciar,
y tus ojos por horas contemplar.

Quiero que me quieras y lo hagas de verdad,
quiero lo imposible para hacerlo realidad,
Aunque solo sea en mis sueños.
quiero oír de tu boca las palabras a sonar,
que surjan y me envuelvan las frases de amor,
aquellas que yo te dedicaría
si escucharas el latir de mi triste corazón.


(versión editada el 27/09/11)

Saturday, September 24, 2011

Contradictio in adjecto

Si tenemos sed, ¿por qué lamer la sal? 
Si tenemos frío, ¿por qué nos quitarnos la ropa? 
Si acaso quema, ¿por qué no alejarnos de la llama? 

Aparentemente los hombres somos muy buenos en privarnos de aquello que nos hace bien. Expertos, diría yo. Pero, ¿por qué? ¿Es acaso el instinto de un gen que nos ata y condena desde las profundidades de nuestra biología? ¿Es el castigo de alguna deidad enojada por el polvo del olvido que hemos dejado caer sobre su altar? ¿O es que se trata del precio que pagamos en incómodas cuotas para ser lo que somos, es decir, para ser humanos? 

¡Preguntas! Otra serie de interrogantes inquietan aún más la superficie estancada de mi mente: ¿cómo escapar? ¿De qué manera romper este círculo? ¿Cómo quebrar en dos el sello de nuestra sentencia? ¿Podremos acaso rasgar la trama del espacio y del tiempo y huir en el vacío a donde el dardo venenoso no nos alcance? 

¡Dormir! Si nada de esto es posible, prefiero dormir. Que la oscuridad me cubra con su manto y que la noche, cual capa estrellada, envuelva este mi clamor y deje a un lado los miedos que hielan mi sangre al descubrirme sentado frente a estas letras que me interpelan y que son, una a una, como diminutas ortigas que van raspando mis paredes más interiores. Prefiero dejar que el olvido borre esta conciencia que me angustia y no me deja vivir, suspender en el aire de mis sentidos estas ideas que me invaden. 

¡Saber! Maldito sea el conocimiento de que no se ha hallado aún obstáculo que impida la vivencia de eso que los legos llaman “felicidad”. Maldito sea este papel por revelarme en su reflejo el secreto de mi congoja: nada interrumpe de súbito el desenvolvimiento armónico de nuestro ser en la experiencia del mundo mejor que nosotros mismos, que la animalidad latente de nuestra materialidad. Todos los motivos son pura apariencia, meras excusas, barata ilusión. La prestidigitación que efectúa nuestra mente hace que generemos estos artificios para hacer que el sinsentido de lo que acabamos de hacer cobre sentido. ¿Cuál es el método? Sencillamente recoger una serie de elementos inconexos y darles vueltas frenéticamente hasta convertiros en ovillo; luego, sólo resta esconder la punta. Así es como nos convencemos de que nuestros desmanes son el resultado lógico de palabras dichas en el momento menos adecuados y comentarios poco felices, abrazos mal logrados y gestos de desdén, esfuerzos insuficientes y faltas, tropezones y caídas, errores propios y de culpas de terceros… 



No somos víctimas. No somos esclavos. No somos bestias. 
Somos culpables. Somos libres. Somos humanos.
¿Dolor? ¿Responsabilidad? ¿Metamorfosis?


24/09/2011

Monday, September 12, 2011

Fragmento

Y tras una mirada encendida le increpó lanzado con gran atino el dardo de la interrogación: ¿Sabe usted por qué el alcohol viene en botella? Pues para que cuando el que se aventura beber se halle náufrago entre licores y lágrimas pueda arrojarla al mar de lo incierto pidiendo ayuda a un desconocido. Tal es su propósito.
Él, dejando el vaso, asintió y se perdió misterioso en los silencios que merodeaban sus oscuridades interiores.


Friday, September 9, 2011

Cenizas en el viento (15/08/2010)


Algunas veces nos sentimos obligados por otras personas o por determinadas circunstancias a aquello que en el fondo queremos con el mayor de los fervores, cosas que queremos con la misma intensidad con la que las escondemos al mundo y a nosotros mismos. Los secretos mejor guardados – quizá de hecho los únicos dignos de ser llamados “secretos” – no son los que guardan dos personas, ni los que se guarda uno para sí, sino aquellos que uno esconde a la vista de todos hasta olvidar que estaba ahí. Es como una foto entre las hojas de un libro que nunca leíste y que sabés que nunca va a leer, y que queda ahí guardada inclusive luego de empacar y desempacar todo en cada mudanza. Es como un secreto que solo conoce una tenue luz cuando va muriendo el invierno y la primavera manda limpiar a fondo y limpiarse uno. Limpiaba los estantes de las historias nunca contadas, y esta foto velada cayó e hizo que me horrorizara. Empalidecí, temblé, mi voz me abandonó… sólo pude volver a guardar mi secreto en esa misma hoja, de ese mismo libro, en ese mismo estante que nadie alcanzará y seguir limpiando con una profunda pero también secreta angustia que acabó por hacerme olvidar el motivo mismo de mi espanto. Quiera Dios – pensaba – que pasen diez años, cincuenta, mi vida entera… y no vuelva a encontrarlo, para que muera conmigo, en la vergüenza, en lo secreto, en el olvido más profundo y que no haya voz, ni letra, ni imagen, ni memoria que pueda ser testigo, más que lo que ahora escribo, de ese tesoro mío que me consume, que quema mis manos, que cierra mis ojos y me hace ver el infinito, que humedece mi nuca y derrite mis miembros. Que nadie sepa… que nadie se entere… y que cuando muera arda y se eleve entrelazado con mi alma, las cenizas de lo innombrable. Serán notas musicales, sinfonía de los tiempos, canto del viento, danza del ocaso, será canción a lo lejos.


Thursday, September 8, 2011

Ahora sin nombre [18/Enero/2011]

Sostengo que un hombre puede secarse como una flor en un verano sin lluvia cuando la nostalgia por lo que nunca ha tenido abraza su corazón. No es que extrañe algo perdido, sino que añora lo que no le ha tocado en suerte y lo que no puede o no ha sabido procurarse; esto es, aventajarse a la vida antes de que la muerte en su funesto atavío rompa  para siempre el silencio en la orquesta de la noche sin fin en la que se sumen los cuerpos y las almas por igual, sin perdón a ser humano alguno. Un cuerpo sin un beso se seca sin remedio, se seca hasta quebrarse; se quiebra hasta no ser más que leña para una hoguera sin nombre. Cuando dos cuerpos se tocan y no se besan, no se han tocado, sólo han coincidido en el espacio.

Sólo una marca en mi tronco me recuerda que no fue un sueño aquel sueño de realidad. Pero, ¿qué son los sueños cuando uno ha despertado? Los sueños son evanescencia pura en la vigilia, pierden su materialidad y su valor; sólo queda un humo volátil sin que llama alguna lo alimente. El sueño es sueño sólo cuando uno sueña y, si ocurre en la vigilia, pierde ya su poder onírico, carece de magnetismo, lo verosímil muere a lo real. Y nadie quiere ser cómplice de lo real.

Sostengo que acabo de despertar y que muerdo de sed mientras la corriente me aleja de la orilla rumbo a lo desconocido. Sostengo que como hombre me he secado cual flor, abrazado por el calor del verano, atizado por la falta de besos, diluidos mis sueños en una realidad que no quiero hacer mía.


Friday, September 2, 2011

Yes, I know.


Mis pasos en silencio
van y vienen sin cesar
de aquellos bancos rotos
de sueños y cantar.

Gestos inocentes
venidos del amor
de las aves y los cantos
de las flores y del sol

Tus miradas se enhebraban
comenzabas a tejer
sueños locos y mentiras
telas foscas de mujer.

El paisaje entero silenció,
pájaros y viento,
sauces, fuentes y balcón,
gustaron del monumento,
monumento a nuestro amor.

Más aquél que fue el momento
que tu boca me besó
fue todavía más momento
cuando el espejo se rompió.

Sí, ya sé que está prohibido,
sí, ya sé que no podrás,
pero solo esto te pido,
amor mío, ten piedad.

Tu mirada se ha perdido
en las fosas de la nada,
se ha perdido en el vacío
aferrado ya la almohada.

Pobre fuente en la iglesia
se ha secado en sus aguas
ya no llora más conmigo
ya no oye mis plegarias.

Mil monedas arrojado
y la fuente no da más,
sin embargo tu no vuelves,
sin embargo tú no estás.

Sí, ya sé que tú te has ido,
sí ya sé que tú no estás,
pero aún en el olvido
te quiero un poco más.

no dejan de sonar
las campanas de la iglesia,
duros ángeles de bronce
gimotean ya tu ausencia.

Funesta marca que se ha de grabar
hora triste marca ya el final,
sucia y cruel sentencia
frío filo de verdad.

Sí, sí,
ya sé que tú te has ido
y de nuevo se que ya no estás
y sin querer en el olvido
te quiero y te quiero
cada día un poco más.

Triste fue haberte conocido,
aún más triste la verdad,
pues hoy despierto y recuerdo
que no existes ni lo harás.

Sí, ya sé que tu no existes,
sí, ya sé que no lo harás,
pero vivo del recuerdo
de mi triste soledad.